Carta al director (El País) sobre la diferenciación entre el trato del tabaco y el alcohol en televisión.
Es más que curiosa la total impunidad con la que programas de televisión como Gran Hermano tratan el alcohol pero castigan el tabaco. En el reality presentado por Mercedes Milá observamos una total erradicación de imágenes donde los concursantes se encuentren fumando, algo que hace años no era así, ya que los habitantes de la casa tenían derecho a unas zonas públicas y a la vista de las cámaras (ahora aún tienen zonas exclusivas, pero alejadas de las cámaras y sin las comodidades de antaño).
Hemos sido testigos de cómo el tabaco ha ido desapareciendo de nuestras televisiones, hecho que se ha ido correspondiendo con las leyes anti-tabaco. No pretendo rechazar este cambio; de hecho, lo aplaudo. Lo que me resulta inverosímil es esta campaña anti-tabaco mientras parece que se premia el consumo del alcohol. En Gran Hermano (y en su versión VIP) podemos ver cómo los concursantes deben realizar pruebas semanales para obtener más o menos comida. Y una vez por semana, como mínimo, les obsequian con cantidades ingentes de alcohol.
Este hecho es realmente preocupante, ya que cada día hay más jóvenes que entran a formar parte del público de estos programas, y reciben una enorme cantidad de influencias pro-alcohol. Inexplicablemente, a pesar de que nos esforcemos en educar a los más jóvenes y a advertirles de los riesgos del alcohol y el tabaco, solo uno de ellos está siendo tratado como algo negativo en los programas televisivos.
Texto: Carolina Alvarez Borrell
Originalmente publicado en: http://elpais.com/elpais/2015/01/23/opinion/1422031036_648670.html
Carolina Alvarez Borrell 