Òscar Trigo (Barcelona, 1972), responsable estatal de básquet adaptado con récord en los Juegos Paralímpicos de Londres, ha marcado un triple. La ONCE, la Universitat Autònoma de Barcelona y la empresa Tecnida patrocinan el Global Basket Vallès, el club que preside y entrena desde el pasado verano. 40.000 euros nada menos.
P: ¿Cómo ve el BSR respecto a años anteriores?
R: Ha evolucionado mucho. Antes me trataban como «monitor de deportistas discapacitados». Y no señores, esto es un deporte. Los medios lo hacen especial y no queremos que lo sea. Lo que hacemos es baloncesto.
P: ¿Cómo se siente cuando no puede seguir en un club porque no hay dinero?
R: No es un problema, sino un paso adelante. Necesitábamos montar nuestro club. Somos como el spin-off de una serie, un personaje que ha cogido tanta fuerza que vuela solo.
P: ¿Hay muchas ayudas?

R: Pocas, y más cuando empiezas. Piden que lleves una temporada entera para acceder a ciertas subvenciones. Hemos conseguido un presupuesto de 40.000€ desde 0.
P: Los equipos nacionales son mixtos. ¿Por qué?
R: Porque no hay suficientes mujeres para hacer una liga femenina.
P: ¿Un equipo mixto es una desventaja?
R: No, de hecho es positivo para hacer rotaciones en pista. Las discapacidades van por puntos, y debemos jugar con un máximo. Las chicas tienen menos puntos.
P: ¿Por qué tienen esta bonificación?
R: Físicamente hay mucha diferencia, y más teniendo una discapacidad. Con la bonificación se equipara.
P: Todos los jugadores deben tener una discapacidad.
R: Todos. La federación marca esa norma.
P: ¿Debería cambiarse?
R: Sí. Conseguiríamos la máxima normalidad, que personas con y sin discapacidades pudieran jugar con sus propias características.
P: ¿Es entonces la actual una medida exclusiva?
R: Sí. No quieren estar segregados, pero ellos segregan, tratan el deporte como suyo cuando no lo es. ¿Qué clase de mensaje están dando? Así sólo existe la auto-segregación.
P: ¿Hay diferencias entre los jugadores de BSR y de básquet de pie?
R: No. Son deportistas que quieren competir, jugar y ganar. Y si no ganan se enfadan.
P: ¿Y entre los vestuarios?
R: Sobretodo cuando son jóvenes y con familias protectoras. El BSR les sirve para encontrarse con iguales.
P: ¿Hay iniciativas para que los jóvenes conozcan el BSR?
R: Están habiendo muchas propuestas y proyectos de experimentación. Se está dando un paso hacia adelante.
P: ¿Cómo lo ven ellos?
R: Les da una visión diferente de lo que es una discapacidad. Al principio les da miedo, pero a medida que avanza el ejercicio la actividad fluye. Se crea una dinámica de equipo independiente de las características.
P: ¿Qué les da el BSR a los jugadores que se lesionan?
R: Cuando vuelven a sentarse en una silla vuelven a ser jugadores de baloncesto.
P: Cuénteme una experiencia de superación.
R: En el equipo hay una chica con la enfermedad de los huesos de cristal y está jugando a un deporte de contacto, ¡a básquet en silla de ruedas! Ha tenido 25 roturas, pero su pasión es jugar. Ha buscado todas las soluciones para alcanzar su sueño.
P: ¿Tienen los jugadores muchos momentos de frustración?
R: No. De 200 sólo he encontrado un caso de depresión.
P: ¿Qué se dice ante esta situación?
R: Nada. Los entrenadores no tenemos soluciones mágicas, pero tenemos la capacidad de que los jugadores sueñen.
